Si la gravedad es la
cola que cimienta el Universo, el equilibrio es la llave que abre Sus secretos.
El equilibrio es aplicable a nuestro cuerpo, mente y emociones, a todos los
niveles de nuestro ser.
Nos recuerda que todo
lo que hacemos, lo podemos rehacer y deshacer, y que si el péndulo en nuestras
vidas o hábitos oscila demasiado hacia un lado, inevitablemente va a oscilar al
otro.
Sé humilde puesto que estás hecho de tierra sé noble puesto que estás
hecho de estrellas
Proverbio Serbio
El Yoga parte de una cosmología dualista, la del Samkhya, que ordena el mundo a partir de dos principios: el primero, llamado
Purusha, suele traducirse como Espíritu; el segundo, llamado Prakrti, puede
entenderse como Naturaleza, en un sentido amplio. Prakrti se manifiesta como
movimiento (Rajas), luminosidad (Sattva) e inercia o latencia (Tamas); mientras que
Purusha es una suerte de Consciencia pura que todo lo integra.
El camino de reunión que es el Yoga (yoga significa
unir) implica el contacto y la comprensión de estos dos principios, que se
manifiestan de forma análoga en cada individuo (de hecho, en cada parte del
Todo que se considere, como en un sistema holográfico). Se trata de descubrir ése
espíritu del que todo surge en nosotros y reunirlo con el principio vital, con
la forma que particularmente somos en el mundo, nuestra manera de ser, nuestros
ser como expresión y manifestación única.
Somos una proporción única de Sattva-Rajas-Tamas, un cóctel de los cinco elementos (tierra, agua, fuego, aire y éter), una distribución particular de cuerpos y energías, sentidos, tejidos y órganos. Pero esta maravillosa complejidad y cambio constante surge del Silencio y la Unidad. Hay que comprenderlos a ambos e integrarlos para vislumbrar el equilibrio y llegar a ser lo verdaderamente somos.