clases de yoga

sábado, 2 de junio de 2018

AVIDYA y el sueño de MAYA


Para comprender el objetivo de la meditación y del yoga, resulta muy interesante y casi necesario acercarnos a algunos de los conceptos importantes de la tradición hindú y budista, ambas provenientes de la cívilización védica o protovédica, sistemas filosóficos y espirituales con raíces tan antiguas como la humanidad misma.

Comprender los conceptos nos sirve de puente. Avidya esta formado por el prefijo negativo a- y la palabra vidya, que significa "ver, saber, comprender". Vidya deriva de la raíz porto-hindoeuropea weid, de la que también deriva el latín videre (ver) o el inglés wit. 
Aunque es bastante común que se traduzca avidya como ignorancia, muchos autores apuntan a que esta traducción no es adecuada, ya que avidya es más bien una no-sabiduría, un oscurecimiento de la percepción que genera una visión equibocada de la realidad. Señala la confusión fundamental entre lo permanente y lo impermanente que, según Patanjali, auntor del texto más clásico del yoga, los Yoga-Sutra,  es el principal obstáculo para el yoga (como estado de realización del ser). Aquél que vive en avidya cree que el mundo impermanente captado por los sentidos y proveniente de los estados mentales es la realidad última. El objetivo de la práctica del yoga es eliminar las perturbaciones de la mente para que ésta sea capaz de abrirse a la dimensión permanente del mundo, Espíritu o Dios.
Avidya es la contraparte de otro concepto muy importante en la tradición hindú, maya, que suele traducirse como ilusión, sueño o irrealidad y que hace referencia al cosmos creado y al mundo tal como lo vemos. Así como avidya refiere a una falta de comprensión desde el sujeto; maya se refiere al mundo fenoménico mismo como ilusorio. Sin embargo Maya tambiéne es una diosa y una fuerza creadora y milagrosa, madre de la propia muerte (Mritiu). Para algunos místicos esta manifestación es real. Cada persona u objeto físico, desde la perspectiva de la eternidad, es como una breve y perturbada gota de agua en un océano sin límites. La meta de la autorrealización espiritual es entender esto, sentir intuitivamente la diferencia entre el yo y el universo como una falsa dicotomía; puesto que la idea de que la conciencia y la materia física, o la mente y el cuerpo son cosas diferentes, es el resultado de una perspectiva no-iluminada, de avidya o de la mente oscurecida.

Los sistemas de conocimiento orientales son multidimensionales, los conceptos se conectan entre sí y nos hablan de distintos niveles de comprensión, desde el cosmológico, cómo es el mundo y la realidad y qué lugar ocupamos en él, hasta lo más práctico referente a la psicología y la salud en el día a día.
En los Yoga Sutra II.3 y II.4, Patanjali señala que los obstaculos que impliden una percepción clara de la realidad son:

- la comprensión defectuosa (avidya)
- la confusión de valores
- el exceso de apego
- las aversiones irracionales
- el sentimiento de inseguridad

Siendo el primero, el orígen de los otros cuatro.

Acompañarnos a nosotros mismos a escuchar, a recibir el silencio, mantenernos en serena expectación, suavizar nuestros juicios y nuestras ideas preconcebidas, no dejarnos arrastrar por el flujo de la mente alterada y las llamadas de los sentidos; estimular la confianza en nosotros mismos, la fe, la voluntad y la intuición, son algunas de las cosas que podemos hacer para salir de avidya. Aunque vivimos dentro del tejido de Maya, somos también Purusha, el gran Espíritu.