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miércoles, 24 de febrero de 2021

Redescubrir PRATYAHARA

A pocas personas sorprende hoy en día el hablar de la memoria del cuerpo. Sabemos que hay huellas sutiles en él que nos llevan a vivencias pasadas, a veces traumas, otras aprendizajes de todos los colores. Lo que a menudo resulta sorprendente es el camino que toman estas memorias para aflorar y revelarnos ese tesoro antiguo enterrado entre tejidos. Así me asombré ayer durante la práctica al recordar dos ejercicios generalmente clasificados dentro del PRANAYAMA o control de la energía (Prana). Algo que aprendí en su momento pero que nunca practiqué con asiduidad, prefiriendo otros. Se trata del BRAHMARI PRANAYAMA o respiración de la abeja y el SANMUKHI MUDRA, ambos parte del cuerpo de prácticas más tradicionales del Hatha Yoga. Creo que el recuerdo vino por una necesidad de interiorizar, de soltar la excesiva demanda del exterior, o la excesiva atención a ese exterior que constantemente nos llama a la acción, al hacer más que al Ser. Estos dos sencillos ejercicios nos ayudan mucho en la transición hacia el aparente caos (se trata, en realidad, de un orden superior), la maravilla y el sosiego del mundo interno.


1. BRAHMARI

Para realizar Brahmari Pranayama basta con sentarse en Sukhasana o en la postura en la que te sientas cómoda para meditar o respirar, con la pelvis bien apoyada y la columna y la cabeza descansando sobre ella. Si prefieres practicar en silla, asegúrate que las plantas de los pies puedan apoyarse en el suelo.  Cerrando los ojos, coloca los pulgares sobre el trago (saliente cartilaginoso situado delante del conducto auditivo), minimizando la entrada de sonidos del exterior. A partir de aquí empieza a pronunciar una "z" vibrante como el zumbido de una abeja. El sonido durará todo lo que dure la exhalación y será lo más uniforme en volumen posible. Luego vuelve a inhalar y realiza otra vuelta. 2 o 3 minutos de este ejercicio proporcionan una calma mental sorprendente, además puedes combinarlo fácilmente con respiración yóguica completa o con bandhas, siendo una buena preparación para la meditación.



2. SANMUKHI MUDRA

De nuevo sentado como para pranayama o meditación, con el tronco erecto y la cabeza erguida, cierra los ojos y permanece tranquilamente ahí unos instantes. Levanta las manos hacia la cara con los codos extendidos lateralmente. Con suavidad, coloca los dedos índices bajo las cejas sobre los ojos, los dedos medios bajo éstos cerca de las fosas nasales y los anulares y meñiques por encima y por debajo de los labios, respectivamente. Los pulgares se llevan al trago del oido como en el anterior, tapando el canal auditivo.

En este ejercicio los dedos hacen las veces de "cerrojos" para los sentidos (por eso, también se le llama Pratyahara), de modo que con ellos acompañas los párpados hacia abajo para cerrar los ojos; cierras un poco las fosas nasales (dejando espacio para respirar) y acercas entre sí los labios. Todo con un contacto suave. Permanece así un mínimo de dos minutos, sin alterar ninguna parte del cuerpo, pero conservando la sensibilidad de los dedos. Siente la quietud que experimentan los sentidos y el frescor en los ojos. A continuación suelta las manos y observa sensaciones, pensamientos...

Brahmari Pranayama y Sanmukhi Mudra pueden incluso convinarse entre sí, añadiendo al segundo el zumbido de la abeja.


PRATYAHARA

Dentro del Hatha Yoga, pratyahara es una disciplina autónoma a parte del Pranayama que prepara para los estadios propiamente meditativos: Dharana, Dhyana y Samadhi. No vamos a entrar aquí en la distinción entre estos tres estadios sino que nos quedaremos en esta disciplina previa que debe dominar cualquier aspirante a meditador/a: Pratyahara, es decir la retracción de los sentidos hacia el interior, lleva al control de uno mismo y al equilibrio interno. Lo que suceda afuera ya no te sacará tan fácilmente de este equilibrio, pues se ha desarrollado la capacidad de gobernar los sentidos, tal como Platón también decía al hablarnos del auriga que controla al caballo blanco y al caballo negro, haciendo referencia a nuestra parte animal e instintiva.

No resulta fácil decir a estas ventanas al mundo que existe un mundo tan infinito como el exterior en el interior,  un lugar ciego o lado oculto de la luna. No resulta fácil sino a veces aterrador cuando el mundo interno es gobernado por emociones dolorosas, pues éstas son las que más fácilmente se nos acumulan en el cuerpo por no haber sido expresadas. Se requieren grandes dosis de amor, paciencia y compasión para seguir mirando, escuchando y sintiendo hacia adentro. Estos ejercicios y muchos otros; la contemplación; el arte; el movimiento consciente, son buenas herramientas, pero la mejor de todas es el coraje, la perseverancia y una pizca de fe, como la que tiene el abejorro en que va a volar pese a que sus alas sean minúsculas y desafíe a todas las "leyes de la aerodinámica". 

El corazón nada sabe de leyes que solo rigen la proyección exterior de aquéllos que les damos crédito.










viernes, 17 de febrero de 2017

CHIN MUDRA - JÑANA MUDRA



Un mudra es un gesto comúnmente trazado por las manos, aunque también hay mudras que implican otras partes, que traza un camino o intención en el cuerpo. Se dice también que los mudras son llaves energéticas, como los bhandas y, en general, todo lo que podemos consideras asanas o posturas de yoga. Lo especial de los mudras es que trabajan directamente sobre el nivel energético sutil. Influyen en la respiración y en los caminos por los que fluye tu energía, física, mental, emocional... y tu apertura al mundo. 
Además de para el control, el incremento y la distribución de la energía vital o Prana, los mudras se han utilizado durante miles de años con fines terapéuticos y hay mudras para tratar toda clase de enfermedades y condiciones (se puede encontrar una generosa muestra de estos usos y aplicaciones en el el libro de Gertrud Hirschi, Mudras, ed. Urano).
De hecho, un mudra expresa mucho más que lo referente al cuerpo y comunica con lo sagrado.



JÑANA MUDRA o CHIN MUDRA (dependiendo de si los dedos señalan hacia arriba o hacia abajo) es el mudra más conocido y empleado de todos, tanto en el yoga como en otras prácticas, seguramente por su potencia y porque en sí mismo resume y simboliza las bases filosóficas del yoga: La armonía de la consciencia humana (pulgar); los tres dedos extendidos, las tres Gunas, cualidades que mantienen en marcha la evolución, tanto del macrocosmos como del microcosmos: Tamas (letargia), Rajas (actividad) y Sattwa (equilibrio). El círculo cerrado del índice y el pulgar representa el objetivo último del Hatha Yoga, la unión de Atman, el ama individual, con Brahman, el alma del mundo.
Lo encontramos, además, en una multitud de representaciones de la divinidad, a la altura del corazón y hacia afuera simboliza la proclamación de la ensañanza; hacia adentro y hacia arriba, simboliza la entrega del ser humano a la sabiduría divina y su reconocimiento. En este gesto reside también una ternura conmovedora.


JÑANA MUDRA puede practicarse de dos maneras: la primera en la cual se tocan las puntas del pulgar y el índice; la segunda, en la que la punta del índice toca la primera falange del pulgar y el pulgar ejerce una ligera presión sobre la uña del índice. La primera es la postura pasiva y receptora, y la segunda a la activa y dadora.

Cuando este gesto se emplea para aliviar trastornos físicos, da igual que se practique hacia arriba (JÑANA) o hacia abajo (CHIN). Se trata de un remedio universal que mejora los estados de tensión y de desorden y estimula la memoria y la concentración. Clarifica el espíritu. Se emplea en casos de insomnio o de somnolencia, depresiones e hipertensión. Además, puede combinarse con otros mudras, reforzando su efecto si se practica antes o después o con una mano mientras con la otra se realiza otro mudra.

Una meditación o visualización, aunque sea breve, se ve muy reforzada por este mudra. Sentarnos a reencontrarnos con el ritmo interno, a transitar los espacios de no-pensamiento y puro presente, crea las condiciones adecuadas para que, tocando las llaves adecuadas, encontremos nuestra propia manera o nuestro propio camino para crecer y para ser :)

miércoles, 19 de octubre de 2016

YOGA PARA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO




Entre los beneficios que el yoga puede aportar a nuestro cuerpo físico se encuentra el fortalecimiento del sistema inmunológico, lo cual es beneficioso no sólo para combatir o incluso evitar trastornos leves como gripes y catarros, si no también para contrarrestar los efectos de un sistema desequilibrado y sus consecuencias a más largo plazo, entre las que puede haber alergias, psoriasis, esclerosis y demás enfermedades autoinmunes.

Cómo ayuda el yoga al sistema inmunológico?

- Reduciendo el estrés. El sistema nervioso autónomo y el sistema inmunológico guardan una relación muy íntima. Bajo situaciones de estrés continuado, que tan comunes son actualmente, el sistema inmunitario se puede ver seriamente debilitado. Al proporcionarnos calma y equilibrio entre tensión y relajación, el yoga reduce los niveles de estrés y nuestra capacidad de respuesta a agentes externos es mejor.

- Proporcionando una mayor oxigenación de los tejidos, en especial de la médula ósea, encargada de fabricar buena parte de nuestras defensas. Los ejercicios de respiración amplia, PRANAYAMA o KHAPALABATI (respiración de fuego), oxigenan y revitalizan todo el cuerpo.

- Activación de la glándula timo. El timo es una pequeña glándula situada en el centro del pecho, detrás del esternón y que se encarga de la fabricación de los linfocitos T, las únicas defensas que tienen memoria celular ante las infecciones. El timo se hace más grande con las emociones positivas y se encoge con el estrés y con el miedo. Muchas asanas clásicas del yoga proporcionan una apertura del timo trabajando sobre el plexo cardíaco y el centro energético  que le corresponde llamado ANAHAT.

- Estimulación y masaje de hígado, bazo e intestinos. Estos tres órganos son esenciales para combatir infecciones y para la llamada homeostasis del cuerpo. Ellos son los primeros filtros y deben estar limpios y llenos de energía. A través de las asanas de flexión y torsión se verán masageados y tonificados.

- Estimulación del sistema linfático. El sistema linfático es el sistema de limpieza natural del cuerpo. A diferencia del circulatorio, el sistema linfático no tiene bombas propulsoras, si no que la linfa se mueve gracias a la contracción muscular. Esta es una de las razones por las que el ejercicio físico es un gran beneficio para el sistema inmunitario. En las posturas invertidas, además, hacemos que la linfa se mueva hacia las vías respiratorias, por donde muchos agentes infecciosos entran al cuerpo y volviendo a la posición erecta se produce el drenaje.


Asanas para el sistema inmunológico:

- ADHO MUKHA SVANASANA (la pirámide o perro boca abajo). Podemos encadenarla con la postura del perro-gato o MARCYASANA y con la planxa, para estimular, además el sistema circulatorio.




- BHUJANGASANA (la cobra)






- DHANURASANA (el arco)





- BALASANA (el niño o hoja plegada)






- SETU BHANDASANA (el pequeño puente)






- ARDA MATSYENDRASANA (torsión sentada)







- JANU SIRSASANA (media pinza)








- USTRASANA (el camello)








- TRIKONASANA (el triángulo)









- PARSVOTTANASANA (estiramiento lateral hacia adelante)









- VIPARITA KARANI MUDRA







Para crear tu propia serie te recomiendo que te mires el artículo Practicar Yoga en Casa. Recuerda no forzar tu cuerpo, combinar flexión- extensión- rotación y dedicar unos minutos antes de empezar y al terminar a la relajación. 
Puedes incluir prácticas respiratorias, PRANAYAMA, MUDRAS y visualizaciones para multiplicar los los efectos de las asanas. ¡Buena práctica!

miércoles, 12 de octubre de 2016

NABHII KRIYA



Muchas de las prácticas tradicionales del yoga están destinadas a la purificación o limpieza del cuerpo y la mente. De hecho, podría decirse que el yoga en sí mismo es una especie de higiene del ser completo. Como el otoño resulta una época especialmente propicia para las prácticas de desintoxicación y para el cambio positivo, ya que la naturaleza nos acompaña y nos mueve hacia el desprendernos de patrones, cosas o sustancias acumuladas, del mismo modo como los árboles se desprenden de sus hojas, os propongo una práctica de Kriya Yoga o Kundalini Yoga que estimula el flujo de renovación de la energía (Prana- Apana). Se trata de una secuencia que trabajará sobre todo sobre el intestino grueso y los pulmones, que son los órganos que más conviene fortalecer durante estos meses para asegurarnos una buena respuesta immunitaria y para que los procesos naturales de desintoxicación del cuerpo se den correctamente. Además son dos órganos que influyen mucho en nuestros estados de ánimo y nivel de energía.





Os recomiendo, sobre todo, que os toméis tiempo para escucharos. El viaje hacia el invierno es un viaje hacia el interior, hacia lo esencial, y tiene un verdadero potencial transformador. Como en todo verdadero viaje, no seremos los mismos cuando lleguemos a nuestro destino.


miércoles, 20 de julio de 2016

BADDHA KONASANA Postura del ángulo atado (o del zapatero)





BADDHA KONASANA es una postura básica de apertura,extensión pélvica y elongación de la columna vertebral. Nos conecta con la base, con los elementos tierra y agua y con los primeros CHAKRA (MULADHARA, SVADHISTHANA) relacionados con el sustento, la nutrición y la creatividad. 

Podemos combinar esta postura con la acción de MULA BANDHA (o BANDHA TRAYA), que fijará al suelo la base de la postura; o ejercitar, en general, los músculos del suelo pélvico. Por ello, además de por su acción a nivel visceral y energético, es una muy buena postura para la preparación y el post-parto. 
Estimula los órganos abdominales, ovarios, próstata, vejiga y riñones; activa el corazón y mejora la circulación sanguínea; estira y desbloquea los músculos de la parte interna de los muslos, las ingles y los músculos que rodean las rodillas. Además ayuda a reducir la presión sanguínea; a reducir los efectos de los pies planos; la ciática y la infertilidad. 

Es una buena postura para tratar la ansiedad y la fatiga. Trabaja meridianos relacionados con los miedos, que atraviesan las rodillas, el diafragma, el músculo cardíaco y la espalda. Además, en esta postura tenemos fácil acceso a la planta de los pies, donde podemos estimular distintos puntos relacionados con el trabajo interno de la postura, para augmentar sus efectos. Una buena idea es presionar el punto relacionado con las glándulas suprarenales (situado en el puente, cerca de la almohadilla del pulgar), un punto que suele resultar doloroso cuando acumulamos algún miedo en el cuerpo. Combinando la estimulación y masaje de este punto con una respiración abdominal relajada y las distintas acciones de la postura, podemos aligerar la carga y liberar espacios en el cuerpo y tensiones en la mente.

Existen distintas variantes de BADDHA KONASANA. Si se escoge la flexión espinal es importante no centrar la atención en llegar con la cabeza a los pies, sino en llevar hasta éstos el ombligo, para no perder el estiramiento de la columna y la flexión pélvica. La elongación de la columna produce una respiración más libre.

Una variante interesante es SUPTA BADHA KONASANA, que en algunas escuelas se utiliza como preparación al PRANAYAMA (ejercicios de control del PRANA a través de la respiración) o como postura de descanso con ayuda de almohadones, mantas, correas o cojines.







domingo, 1 de mayo de 2016

Mudras


Mudra es un concepto con muchos significados. con la palabra "Mudra" se hace referencia a un gesto, a una posición mítica de las manos, a un sello o a un símbolo. Pero también hay posiciones de los ojos, del cuerpo y técnicas de respiración que reciben el nombre de mudras. Estas posiciones simbólicas de los dedos, de los ojos o del cuerpo permiten representar de forma plástica determinados estados o procesos de consciencia. Y a su vez, cada una de esas posiciones concretas puede llevar a los estados de la conciencia que simboliza.


El funcionamiento de los mudras es complejo y tiene profundas raíces en la medicina tradicional de la India, el Ayurveda y en las prácticas más antigua del Hatha Yoga y del Tantra. Físicamente recorren a los canales energéticos del cuerpo (nadis en el yoga, meridianos en acupuntura) y en las zonas reflejas que encontramos, sobre todo, en las palmas de las manos y los dedos. 
Nuestro cuerpo funciona de forma holográfica, de modo que, en un pequeño segmento se contiene el todo, al igual que en el ADN de cada una de nuestras células encontramos la información que constituye nuestro cuerpo físico entero.
Actuando sobre determinados puntos mediante un gesto, una respiración y/o una visualización repetida, los mudras son capaces de reequilibrar el cuerpo-mente e influir sobre nuestros hábitos y estados mentales.



MUDRA DEL SER INTERIOR


Unir las puntas del índice, el dedo medio, el anular y el meñique y los pulpejos de las manos. Los pulgares deben quedar juntos y recorrer el "camino" hasta tocar las puntas unidas de los meñiques. Por debajo de las puntas de los meñiques se forma una cavidad vacía a través de la cual brilla la luz. Esta abertura simboliza la fuerza del corazón por medio de la sabiduría divina. En cada persona la abertura es distinta. Sophie Rodelli, que desde hace muchos años se dedica de manera intensiva a trabajar con los ejercicios y posiciones de las manos, dice al respecto: "Este mudra simboliza el ser interior de una persona, cubierto por el poder corporal, pero aireado de vez en cuando por la felicidad o el sufrimiento, o dirigido por la escuela oculta del hombre interior".

Mantenga las manos en esta postura primero ante la frente, y mire sin bizquear, a través de la obertura todo el tiempo que pueda; luego baje los brazos y mantenga el mudra durante un rato unos centímetros por debajo de la barbilla. Sus manos se encuentran de forma automática justo en el lugar donde según los antiguos misterios está el alma, y es por eso por lo que sus manos forman un templo. Ahora, preste atención a su respiración. Con cada espiración sople con delicadeza "Huuu" y déjese llevar por la pequeña avertura hacia el infinito, el gran misterio.*











*Extraído de Mudras, El poder del yoga en tus manos, de Gertrud Hirschi





viernes, 15 de abril de 2016

El Yoga es Movimiento

Es común que, al pensar en yoga, nos vengan a la cabeza imágenes de sadhus indios sentados en meditación profunda, completamente inmóviles. Mas, en realidad, el yoga es, esencialmente, movimiento.
Incluso en las corrientes clásicas del Hatha Yoga, en que las posturas (asana) se mantienen varios minutos; incluso en el Raja Yoga, que comprende un trabajo puramente meditativo o en el Yoga Nidra o yoga del sueño, el yoga trabaja con ritmos y flujos, con tensión y relajación, con la escucha y con la expresión, igual que la danza.
Una asana o postura de yoga no es más que un patrón. Al sostenerla no deja de cambiar, de crecer en nosotros. Continuamente nos relacionamos con ése patrón mientras respiramos, corregimos y nos abandonamos a la postura. La clave es, siempre, la atención. Poner atención nos descubre que ningún movimiento, por pequeño o sutil que sea, es inútil.

Las karana o encadenamientos de movimientos (el más conocido es el saludo al sol, pero existen infinidad de combinaciones), así como los ejercicios de preparación que comprenden movimientos de aproximación a las asana y pranayama, son las herramientas que pone a nuestra disposición la disciplina para “sintonizar” el cuerpo y la mente. Estas series y ejercicios son una exploración exhaustiva de los modos de movimiento de la energía y de todos los cuerpos que comprende el universo, pero que podemos resumir en cinco modos:

Contracción- expansión o movimiento central: parte desde un punto central y se expande o se contrae en relación a este punto. Éste es el movimiento básico, el latido, de todas las células, de todos los átomos, de cualquier cuerpo o forma vibrante, que pulsa.
Crecimiento o movimiento vertical: tiene dirección y comprende la extensión a través de un eje cielo-tierra, como es nuestra columna vertebral. En relación con la evolución, el ascenso y descenso, y la distinción y ordenación de los elementos.
Abrazo- comprensión o movimiento lateral: se trata de la extensión hacia los lados. Tiene que ver con la comunicación, con el dar y el recibir, con el aspecto social y los vínculos con el entorno.
Torsión o movimiento circular: es la combinación de los dos movimientos anteriores. Ascendemos mientras comprendemos y ampliamos, damos un giro y cambiamos nuestro punto de vista.
Proyección o movimiento frontal: tiene que ver con la superación de obstáculos, con la oposición y con la dualidad. También con el tiempo y la creación: nos proyectamos en el futuro, nos marcamos objetivos; creamos sombras imágenes y obras de arte para comprendernos y reconocernos.

Estos cinco modos básicos, extraídos del estudio de dinamia de Rosa María Marcos, van mucho más allá del yoga, afectando a todo lo que entendemos como materia y energía y, de hecho, existen muchos más modos de movimiento y de análisis del mismo, como son también los 5 Ritmos definidos por Gabrielle Roth (fluido, stacatto, caos, lírico y quietud), o los 5 movimientos del Prana. El hecho de la repetición del número 5 en este ámbito necesitaría un estudio más profundo. Digamos solamente que el 5 es un número siempre asociado a la creatividad como generación de nuevas estructuras y trascendencia de las mismas.

Lo que resulta realmente interesante del análisis y comprensión del movimiento es la atención y consciencia de su presencia durante la práctica, en especial cuando nuestro objetivo es el equilibrio, la paz o la comprensión-iluminación, que es el objetivo de todas las tradiciones espirituales.

Comprender que el camino no es una carretera, sino un bosque o pista de baile es importante. Nos movemos sin cesar incluso cuando estamos “completamente quietos”. Nos movemos al respirar, al pensar, al latir; para crecer y para expresar quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos; nos movemos para conocernos y para comprendernos, tal como hace el Universo en la llamada eterna danza de Shiva. El equilibrio no es la quietud completa, sino la danza más bella, la danza fuera del tiempo.

viernes, 20 de noviembre de 2015


LA RESPIRACIÓN (II)

La respiración yóguica



El camino del yoga es un camino largo, por él puedes andar durante toda la vida; ancho, pues encontrarás muchas cosas, personas y experiencias… pero sobre todo profundo, porque te lleva hacia un vasto mundo interior lleno de tesoros.

Algo que está presente desde el primer momento en la práctica del yoga es la atención a la respiración. A través de la respiración accedemos a una mayor consciencia tanto de nuestro cuerpo como del curso de nuestros pensamientos y emociones. 

La respiración es el movimiento primario de todo ser vivo que se expande con cada inspiración y se contrae con cada exhalación, como naciendo y muriendo de nuevo en cada ciclo. Hacer consciente, ampliar y dominar este movimiento básico resulta esencial para abordar con eficacia movimientos más complejos, tanto en la práctica de ASANAS (posturas y encadenamientos de posturas de yoga) como en las actividades cotidianas. 

Pero hay mucho más, la respiración coincide con el latido energético de nuestro ser, afectando a todos nuestros órganos y sistemas, y está totalmente relacionada con nuestro tono emocional. Es conocido que la ansiedad bloquea la respiración en los espacios más altos (torácico y clavicular) y que cuando tenemos un susto contenemos el aliento. En estos casos un buen control y expansión de la respiración pueden marcar una diferencia importante.



La respiración yóguica o respiración completa consiste en hacer uso de todos los espacios respiratorios del cuerpo, para que PRANA (el movimiento de energía vital ascendente) y APANA (el movimiento de energía vital descendente) se equilibren; es decir, para que aprovechemos al máximo la energía que podemos recoger del exterior y nos libremos con eficacia de lo que nosotros ya no necesitamos. En eso consiste en realidad: cada respiración nos renueva.

La técnica de la respiración yóguica enseña tres espacios respiratorios: el abdominal; el torácico y el clavicular. Durante la inspiración llenamos primero el espacio abdominal, luego el torácico y finalmente el clavicular; durante la exhalación vaciaremos de forma inversa, primero el clavicular, luego el torácico y finalmente el abdominal, asegurándonos de expulsar el aire residual que se pueda haber acumulado en el fondo de los pulmones.




Con la práctica, estos tres espacios se distinguen claramente y podemos dirigirnos más a uno u otro según sea la intención de cada práctica concreta. Si queremos trabajar la estabilidad, el enraizamiento o la creatividad nos dirigiremos al espacio abdominal; para la sensibilidad, la compasión y la comunicación nos situaremos más en el torácico; para la trabajar la intuición, la elevación y la meditación incluiremos también los espacios más elevados. No obstante, hay que tener en cuenta que todo el tiempo es con todo el cuerpo con lo que respiramos. Todas nuestras células realizan por su cuenta la llamada respiración celular y, cuando estamos equilibrados y tranquilos, lo hacen de forma eficaz y todas la la vez.



Una vez dominada la vertiente más "física" de la respiración, los yoguis abordan el llamado PRANAYAMA, un amplio conjunto de técnicas mediante las que se controla el PRANA o energía vital, con resultados a veces increíbles. Pero más allá de las proezas, la atención a la respiración es una herramienta valiosísimma y al alcance de todos para poder aquietar la mente y acercarnos a los estados de interiorización y de indagación interna que nos procurarán mayor serenidad y alegría.

lunes, 25 de febrero de 2013

Escuchar el propio ritmo



Algunos de los desajustes y lagunas que existen entre nuestra consciencia corporal, nuestra autoimagen y el modo como efectivamente nos organizamos y organizamos nuestras acciones en el espacio son producto de una diacronía rítmica. Cuando, al movernos, no conectamos con los ritmos internos del cuerpo, con el latido del corazón, la respiración, el flujo de nuestros ríos internos o la pulsación de nuestras células, terminamos creando hábitos posturales y pautas de movimiento no armónicas que provocan estrés al organismo y fijan determinados comportamientos, almacenando determinadas emociones que pueden quedar largo tiempo enquistadas en diferentes lugares del cuerpo. De este modo el cuerpo se convierte en algo pesado, únicamente material y puede que hasta sea un estorbo entrometiéndose en nuestra continua actividad mental.

En culturas que mantienen un mayor contacto con los ritmos de la naturaleza y que han preservado los patrones rítmicos transmitidos a través de la música y la danza tradicionales para cada actividad, en general, se mantiene una mejor organización del cuerpo en movimiento. Correr, saltar, danzar, reír, jugar, cantar… Son actividades naturales del hombre que cumplen una función vital, no únicamente en la infancia, cuando incluso aquí se realizan con naturalidad, sino durante toda la vida. Hay, no obstante, una acción todavía más importante que permite la expresión de los propios ritmos en armonía, la escucha. Es fundamental escuchar, ¡es urgente escuchar! Cuando escuchamos empieza la música. La meditación y el yoga comienzan con la escucha del propio ritmo, una escucha atenta en la que la mente encuentra calma y sosiego. Y luego aparece la danza, la investigación y el juego, sincronizando nuestros ritmos internos con los del Espacio.