Se trata de una postura clásica
con multitud de beneficios que nos ayuda a hacer muy presente la respiración.
Comprime los órganos
pélvicos, proporcionándoles un masaje y un estímulo para sus funciones. La pelvis
se abre y, dirigiendo la respiración al abdomen inferior, nos permite liberar
el suelo pélvico y las articulaciones de las caderas. Conteniendo un poco el
bajo abdomen durante la inspiración lograremos dirigir el aire a la región
torácica, beneficiando a los pulmones y el corazón e intensificando el
estiramiento de las estructuras de los hombros, liberando la tensión acumulada.
Estimula los riñones
mejorando, de esta manera, el proceso de purificación en el cuerpo; alivia la
ciática y el reumatismo.
Además, con esta
asana se curan los calambres de piernas y se da elasticidad a los músculos.
El riego sanguíneo se
ve estimulando desde el tronco hacia la cabeza y este aporte extra de sangre
beneficia a las glándulas pituitaria y pineal.
Ayuda a eliminar la
diabetes, dolor de espalda, rigidez de hombros y cuello y dolencias sexuales.
Los nadis (conductos por los que fluye la
energía) de las piernas se abren y se benefician también los que están
conectados con los órganos y glándulas reproductoras, ayudando a regular la
secreción hormonal.
Gomukhasana crea un completo
circuito energético que fluye por la región espinal.
Nos conecta con la energía de Mulhadara Chakra (el centro
energético raíz) y activa Anahata chakra cuya energía será irradiada
desde el centro del pecho (centro cardíaco), hacia la cabeza.
Precauciones:
No debe realizarse en caso de artritis o lesiones en
hombros, rodillas o caderas.
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