clases de yoga

lunes, 25 de febrero de 2013

Escuchar el propio ritmo



Algunos de los desajustes y lagunas que existen entre nuestra consciencia corporal, nuestra autoimagen y el modo como efectivamente nos organizamos y organizamos nuestras acciones en el espacio son producto de una diacronía rítmica. Cuando, al movernos, no conectamos con los ritmos internos del cuerpo, con el latido del corazón, la respiración, el flujo de nuestros ríos internos o la pulsación de nuestras células, terminamos creando hábitos posturales y pautas de movimiento no armónicas que provocan estrés al organismo y fijan determinados comportamientos, almacenando determinadas emociones que pueden quedar largo tiempo enquistadas en diferentes lugares del cuerpo. De este modo el cuerpo se convierte en algo pesado, únicamente material y puede que hasta sea un estorbo entrometiéndose en nuestra continua actividad mental.

En culturas que mantienen un mayor contacto con los ritmos de la naturaleza y que han preservado los patrones rítmicos transmitidos a través de la música y la danza tradicionales para cada actividad, en general, se mantiene una mejor organización del cuerpo en movimiento. Correr, saltar, danzar, reír, jugar, cantar… Son actividades naturales del hombre que cumplen una función vital, no únicamente en la infancia, cuando incluso aquí se realizan con naturalidad, sino durante toda la vida. Hay, no obstante, una acción todavía más importante que permite la expresión de los propios ritmos en armonía, la escucha. Es fundamental escuchar, ¡es urgente escuchar! Cuando escuchamos empieza la música. La meditación y el yoga comienzan con la escucha del propio ritmo, una escucha atenta en la que la mente encuentra calma y sosiego. Y luego aparece la danza, la investigación y el juego, sincronizando nuestros ritmos internos con los del Espacio.



lunes, 18 de febrero de 2013

GOMUKHASANA, Postura de la Cara de Vaca



Se trata de una postura clásica con multitud de beneficios que nos ayuda a hacer muy presente la respiración.

Comprime los órganos pélvicos, proporcionándoles un masaje y un estímulo para sus funciones. La pelvis se abre y, dirigiendo la respiración al abdomen inferior, nos permite liberar el suelo pélvico y las articulaciones de las caderas. Conteniendo un poco el bajo abdomen durante la inspiración lograremos dirigir el aire a la región torácica, beneficiando a los pulmones y el corazón e intensificando el estiramiento de las estructuras de los hombros, liberando la tensión acumulada.
Estimula los riñones mejorando, de esta manera, el proceso de purificación en el cuerpo; alivia la ciática y el reumatismo.
Además, con esta asana se curan los calambres de piernas y se da elasticidad a los músculos.
El riego sanguíneo se ve estimulando desde el tronco hacia la cabeza y este aporte extra de sangre beneficia a las glándulas pituitaria y pineal.
Ayuda a eliminar la diabetes, dolor de espalda, rigidez de hombros y cuello y dolencias sexuales.

Los nadis (conductos por los que fluye la energía) de las piernas se abren y se benefician también los que están conectados con los órganos y glándulas reproductoras, ayudando a regular la secreción hormonal.
Gomukhasana crea un completo circuito energético que fluye por la región espinal.
Nos conecta con la energía de Mulhadara Chakra (el centro energético raíz) y activa Anahata chakra cuya energía será irradiada desde el centro del pecho (centro cardíaco), hacia la cabeza.


Precauciones:

No debe realizarse en caso de artritis o lesiones en hombros, rodillas o caderas.







lunes, 11 de febrero de 2013

Danzar con atención



 “Si prestamos atención a las voces del sueño, las imágenes, los cuentos –sobre todo, los de nuestra vida-, nuestro arte, a las personas que nos han precedido y nos prestamos atención las unas a las otras, algo recibiremos, incluso varios algos que serán ritos psicológicos personales y nos servirán para consolidar esta fase del proceso.”

Clarissa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos


La atención es el mayor regalo que uno puede recibir y el mayor bien que uno tiene para dar. En la capacidad de prestar atención, de dirigir la propia energía, está uno de los mayores poderes del alma y es por eso que, desde tiempos inmemoriales, los mecanismos de represión y dominación social y cultural se han centrado en la dispersión de la atención con el fin de subyugarla. Esto sucede también al nivel individual en el interior de la mente. Cada cual tiene sus mecanismos disuasorios y sus excusas para no prestar atención y, lo más grave, para no prestarse atención. Si cedemos a estos mecanismos, sean propios o inflingidos, podemos vivir mucho tiempo únicamente en el plano “superficial”, el de las velocidades rápidas y los estímulos inmediatos (deseo-aversión) que a menudo arañan la piel del alma provocando sufrimiento.

Sin embargo, algo llama irremediablemente a la atención y la atrae hacia dentro; cuando esto sucede uno busca su espacio para hacer la maleta psíquica y emprender el camino, sea éste el de la práctica del yoga, de la meditación, del arte, de la investigación, de la devoción u otro.

Cuando la atención encuentra su objeto aclara todas las dudas y llena nuestro mundo de sentido.

Empezamos a prestarnos atención a nosotros mismos y entonces descubrimos las improntas, las voces, las narraciones y las imágenes que nos constituyen. Algunas proceden de tiempos muy lejanos y nos llegan desde las generaciones, otras son cuentos, narraciones y mitos arquetípicos, algunas son el tejido de nuestra infancia y las más cercanas la caricia de las personas que nos acompañan en el presente. Eso somos nosotros, eso es el alma cuando se la empieza a descubrir.

En este camino están la danza de la oración, la danza de la risa, la del escuchar, la de la medicina del alma, la danza del tiempo, de la lectura, del intelecto, de la intuición, de la poesía, la danza de la amistad, del correr y de los saltos, la danza de la pintura, de los paseos y, quizá la más poderosa de todas, la danza del silencio.

Danzando dejamos que la atención fluya y se expanda tanto hacia adentro como hacia fuera, comprendiendo que la danza es la danza y no tiene forma, y que dentro y fuera son lo mismo.


lunes, 4 de febrero de 2013

SO AHAM





Uno ya está establecido en el Sí Mismo. El único estado auténtico es el estado libre de pensamientos. La acción de establecerse en el Sí Mismo no existe. ¿Hay alguien que no esté percibiendo el Sí Mismo? ¿Hay alguien que niegue su propia existencia?  

Sri Ramana Maharshi




Lo que buscas ya está ahí, siempre ha estado y siempre estará. Porque lo que buscas es la eternidad, el infinito.
Eso no puede desaparecer, pues es precisamente la Presencia.
Es el lienzo sobre el que se pinta el Universo, el océano del cual las emociones, los pensamientos y los cuerpos son sólo remolinos y olas. Es la materia, el tejido, la energía y el movimiento.
Eso que buscas, eres Tú: tú eres el deseo y la satisfacción del deseo; tú eres su recuerdo, su muerte y su transformación.

Tú eres el Océano.
 
SO AHAM