clases de yoga

viernes, 20 de noviembre de 2015


LA RESPIRACIÓN (II)

La respiración yóguica



El camino del yoga es un camino largo, por él puedes andar durante toda la vida; ancho, pues encontrarás muchas cosas, personas y experiencias… pero sobre todo profundo, porque te lleva hacia un vasto mundo interior lleno de tesoros.

Algo que está presente desde el primer momento en la práctica del yoga es la atención a la respiración. A través de la respiración accedemos a una mayor consciencia tanto de nuestro cuerpo como del curso de nuestros pensamientos y emociones. 

La respiración es el movimiento primario de todo ser vivo que se expande con cada inspiración y se contrae con cada exhalación, como naciendo y muriendo de nuevo en cada ciclo. Hacer consciente, ampliar y dominar este movimiento básico resulta esencial para abordar con eficacia movimientos más complejos, tanto en la práctica de ASANAS (posturas y encadenamientos de posturas de yoga) como en las actividades cotidianas. 

Pero hay mucho más, la respiración coincide con el latido energético de nuestro ser, afectando a todos nuestros órganos y sistemas, y está totalmente relacionada con nuestro tono emocional. Es conocido que la ansiedad bloquea la respiración en los espacios más altos (torácico y clavicular) y que cuando tenemos un susto contenemos el aliento. En estos casos un buen control y expansión de la respiración pueden marcar una diferencia importante.



La respiración yóguica o respiración completa consiste en hacer uso de todos los espacios respiratorios del cuerpo, para que PRANA (el movimiento de energía vital ascendente) y APANA (el movimiento de energía vital descendente) se equilibren; es decir, para que aprovechemos al máximo la energía que podemos recoger del exterior y nos libremos con eficacia de lo que nosotros ya no necesitamos. En eso consiste en realidad: cada respiración nos renueva.

La técnica de la respiración yóguica enseña tres espacios respiratorios: el abdominal; el torácico y el clavicular. Durante la inspiración llenamos primero el espacio abdominal, luego el torácico y finalmente el clavicular; durante la exhalación vaciaremos de forma inversa, primero el clavicular, luego el torácico y finalmente el abdominal, asegurándonos de expulsar el aire residual que se pueda haber acumulado en el fondo de los pulmones.




Con la práctica, estos tres espacios se distinguen claramente y podemos dirigirnos más a uno u otro según sea la intención de cada práctica concreta. Si queremos trabajar la estabilidad, el enraizamiento o la creatividad nos dirigiremos al espacio abdominal; para la sensibilidad, la compasión y la comunicación nos situaremos más en el torácico; para la trabajar la intuición, la elevación y la meditación incluiremos también los espacios más elevados. No obstante, hay que tener en cuenta que todo el tiempo es con todo el cuerpo con lo que respiramos. Todas nuestras células realizan por su cuenta la llamada respiración celular y, cuando estamos equilibrados y tranquilos, lo hacen de forma eficaz y todas la la vez.



Una vez dominada la vertiente más "física" de la respiración, los yoguis abordan el llamado PRANAYAMA, un amplio conjunto de técnicas mediante las que se controla el PRANA o energía vital, con resultados a veces increíbles. Pero más allá de las proezas, la atención a la respiración es una herramienta valiosísimma y al alcance de todos para poder aquietar la mente y acercarnos a los estados de interiorización y de indagación interna que nos procurarán mayor serenidad y alegría.