El cuerpo es un complejo sistema
de intercambio y transformación energética en constante comunicación con el
medio externo. Podríamos decir que es una especie de lugar de paso de la energía
vital, lo que en el yoga se conoce como prana,
y que es la causa de todo movimiento. Esta especie de complejo intercambiador
de energía presenta distintos niveles que en el yoga se describen como envolturas
(capas) que van desde el nivel más denso y material al más sutil y espiritual. En
el más denso encontramos la función nutritiva: digestión y respiración. Éste es
el lugar en el que más inmediatamente suelen sentirse los efectos de la práctica
del yoga en el principiante. La digestión mejora y desaparecen problemas
comunes como el estreñimiento, los gases o la acidez. También mejora la calidad
de la respiración, de modo que el cuerpo empieza a recibir energía de forma más
eficaz aumentando la salud y el tono vital general.
Además existen prácticas específicas
que actúan sobre el sistema digestivo, kriyas
(prácticas de purificación); pranayamas
(técnicas de control de la energía vital basadas en la respiración) y asanas (posturas) especialmente
beneficiosas como son, por ejemplo, las torsiones de columna.
Mantener un sistema digestivo
sano influye también en nuestro sistema nervioso y en la producción de
hormonas, que tienen un conocido efecto sobre las emociones. Recientemente la
comunidad científica ha descubierto que existe algo así como un “cerebro
digestivo” más primario que el cerebro de la cabeza, alojado alrededor de
nuestro intestino, que se comunica por sí mismo con los demás órganos y glándulas
además de con el sistema nervioso central. Sobre este tema recomiendo mucho la
entrevista a la Dra. Irina
Matveikova que aparece en el último número de la revista Athanor: http://www.athanor.es/reportajes/cerebro-digestivo
En el yoga la clasificación de
los distintos pranas o movimientos de
la energía vital en el cuerpo según su sentido y sus efectos ya apunta desde
siempre a una conexión profunda entre los distintos sistemas. Para el yoga la
mente no es algo distinto o separado del cuerpo; existen muchas envolturas pero
todas ellas son muy permeables y ligadas entre sí, el trabajo sobre un lugar
incide siempre en el equilibrio global.
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