No hay contradicción entre las enseñanzas.
Este es un pensamiento feliz que nos saca de un marco de referencia común.
¿Que tipo de yoga practicas?
No importa.
En un mapa puede haber muchos caminos y muchos lugares a los que llegar, pero cuando el mapa y la meta son uno mismo, ¿Acaso es posible perderse?
Casi todo el tiempo estamos disociados y proyectamos un lugar al que llegar, un "yo feliz", un "yo iluminado", un "no-yo", una comprensión, una fusión, una paz, un Dios, un Ser. Pues nos parecen escasos los momentos en los que hemos tocado y sentido esa meta, sea cual sea y la nostalgia o el deseo (que sí, se confunden y son la misma fuerza), nos empujan.
En "El gran tratado de los estadios en el camino a la iluminación", uno de los textos clásicos del budismo, Lama Tsongkapa señala que no hay contradicción entre las escuelas budistas Mahayana (gran vehículo) y Hinayana (pequeño vehículo). Ni siquiera la hay entre el Sutra (las enseñanzas canónicas) y el Tantra (las enseñanzas esotéricas o iniciadas).
Los maestros no se contradicen, ni los del budismo ni los de ninguna otra tradición, y lo que para unos son puntos esenciales de la enseñanza, quizá para otros sean ramificaciones, pero todo es productivo en el camino al descubrimiento, donde el recuerdo y el misterio son lo mismo.
Sea mediante la meditación, el estudio o la práctica, los momentos de comprensión, los pequeños éxtasis, los insights se sienten tanto como un retorno al hogar como una revelación de lo ominoso, dependiendo de lo que tú verdaderamente quieras sentir.
Por eso, no importa que tipo de yoga practicas, si es el yoga tu camino, si pides a un Dios en los cielos, a la Madre Tierra o a tu corazón. Importa tomar la enseñanza como lo que es, alimento para el alma, para esa parte de nosotr@s mismos que sabe a dónde va.
¡Feliz práctica!
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